INFORMACIÓN SOBRE QUÉ ES Y COMO SE REALIZA UNA TERAPIA FAMILIAR

"Gobernar a una familia
es casi tan difícil
como gobernar todo un reino"

Michael de Montaigne 


Los conflictos familiares no se restringen exclusivamente a la pareja.

En muchas ocasiones hay dificultades de relación entre diferentes miembros de la familia (hijos y padres, sistemas de alianzas entre estos, hermanos, tios, abuelos, familia extensa...)

Estos sistemas de núcleos de filias y fobias dentro de la familia, o de rivalidad declarada, pueden romper completamente la dinámica familiar y cualquier intento de solución pasa por un ataque.

Delimitar los conflictos, establecer las bases de comunicación y romper las alianzas intrafamiliares para convertir a la familia en un mismo equipo, son las bases de la terapia familiar.



EN QUÉ CONSISTE LA TERAPIA FAMILIAR



La terapia familiar se basa en la idea de que muchos problemas surgen de los patrones de comportamiento familiares y se ven afectados por éstos. Algunos de los problemas centrales hacia los que se dirige una terapia familiar serían:

1. Incapacidad para resolver conflictos, tomar decisiones o solucionar problemas

2. Organización caótica o falta de concordancia sobre las responsabilidades

3. Organización demasiado rígida que da como resultado la incapacidad para responder ante circunstancia cambiantes y el estrés

4. Cercanía excesiva hasta el punto en que los miembros de la familia pierden la sensación de individualidad

5. Falta de lazos emocionales y de comunicación entre los miembros de la familia

6. Fracaso de los padres para llevar a cabo un acuerdo sobre las prácticas de crianza de los hijos

En lugar de dar tratamiento a los miembros de la familia en forma individual, el terapeuta motiva a la familia para que trabaje como grupo, manejando sus actitudes y sentimientos entre sí, así como la resistencia a cooperar y compartir.

Con frecuencia la terapia familiar proporciona un escenario valioso para expresar las hostilidades, revisar los lazos emocionales y manejar las crisis.


La terapia familiar se basa en el concepto de un sistema familiar. La vida humana se puede organizar en forma jerárquica, por sistemas de distintos tamaños y complejidad: el individuo, la familia, la sociedad y la cultura. El enfoque de sistemas familiares considera a la familia como un sistema que se mantiene por sí mismo, y que, al igual que el cuerpo humano, tiene mecanismos de retroalimentación que preservan su identidad e integridad al restaurar el equilibrio interno después de un desequilibrio. De manera que un cambio en una parte del sistema familiar se compensa en cualquier otra parte.



TECNICAS EMPLEADAS EN TERAPIA DE FAMILIA

La terapia familiar puede tomar la forma de terapia de pareja o terapia de toda la familia, involucrando a los padres, los hijos y, en algunos casos, la familia extensa. Los objetivos generales incluyen aprender a comunicarse, gestionar conflictos y mejorar la dinámica familiar. Los planes de tratamiento están dirigidos hacia esos objetivos generales, así como a ayudar al terapeuta a comprender y descubrir problemas en la estructura familiar.

Miembros involucrados en la terapia

Se inicia la intervención con la información sobre los miembros de la familia. Mediante un genograma se crea la historia y la genealogía familiar, y se traza un diagrama comprensivo de los problemas subyacentes, así como de las relaciones existentes entre los distintos miembros.

Esta información es básica para orientar las técnicas de intervención y el tratamiento. Ejemplo de genograma:



Estrategias del sistema familiar

Una familia opera como un sistema en el que el rol de cada miembro contribuye a los patrones de conducta que hacen al sistema lo que es. Ciertas técnicas terapéuticas están diseñadas para revelar patrones que hacen que cada familia funcione como lo hace. La técnica de grabar es un proceso de grabación por la que el terapeuta toma nota de cómo las situaciones se desarrollan dentro del sistema familiar. Las intervenciones usadas para solucionar los problemas pueden ser diseñadas en base a los patrones que se descubran con esta técnica. La escultura de la familia es otra técnica que se usa para establecer los patrones de las relaciones del grupo. Se les pide a los miembros que acomoden físicamente el lugar en que quieren que cada uno de los otros componentes esté en relación a los demás. Esta técnica permite ver los conflictos entre ellos.

Técnicas de comunicación

Con mucha frecuencia son los patrones y el estilo de comunicación de una familia lo que lleva a los conflictos y la división. Las técnicas de comunicación se usan para construir las habilidades de cada uno de los miembros que les permita una efectiva comunicación. Algunos de los métodos usan la reflexión, la repetición y la pelea justa. La reflexión consiste en hacer que uno de los miembros exprese sus sentimientos y temores y hacer que otro repita lo que oyó que dijo el primero. La repetición es hacer que uno de los miembros exprese sus sentimientos mientras que otro, luego, repite lo que el primero expresó. Estas dos técnicas le permiten a los miembros entender mejor de dónde viene el otro y por qué se siente como se siente. Las peleas justas se enfocan en escuchar atentamente y expresar los sentimientos y las preocupaciones sin usar una forma amenazante.

Técnicas de intervención 

En la intervención se aplican las directivas dadas por el terapeuta para guiar a la familia a interactuar con el fin de que las soluciones sean más productivas. El re-encuadre es un método que se usa para volver a plantear un conflicto o situación particular bajo una concepción menos amenazante. Un padre que constantemente presiona a uno de los hijos por sus notas puede ser que sea visto por el hijo como una figura amenazante. Se debería volver a re-encuadrar este conflicto enfocándolo en la preocupación del padre por el futuro de su hijo y ayudar al hijo a que "escuche" esa preocupación en lugar de las constantes demandas de mejora que le hace su padre. 

Otra de las técnicas es una en la que el terapeuta pone en las manos de la familia un conflicto o situación particular. Lo que esto significa es que, en lugar de que el problema controle la conducta del grupo, el grupo controla el problema que tiene entre manos. Para esto se necesita que el terapeuta dé instrucciones específicas en cuanto al momento en que discutirán el problema entre el grupo, con quién lo discutirán, y por cuánto tiempo. A medida que los miembros llevan adelante las instrucciones, comienzan a desarrollar un sentido de control del problema, lo que los ayuda a manejarlo mejor. 



LOS ÓRDENES DEL AMOR

“Los Ordenes del Amor” - el enfoque terapéutico sistémico de Bert Hellinger.


En Terapia Familiar Sistémica, la trama relacional entre los diversos miembros de la familia ocupa un papel destacado. El comportamiento de un miembro de la familia condiciona la reacción del otro, y dependiendo del punto de partida de nuestra observación, podremos describir diferentes sucesos y procesos. Un problema de conducta organiza a todo el sistema, y el trabajo terapéutico consiste en encontrar conductas que permitan eliminar el problema.

En el trabajo terapéutico de Bert Hellinger los problemas cotidianos no tienen ninguna importancia. Su enfoque se centra en el sistema familiar en conjunto. Incluso se muestra convencido de que muchos comportamientos y sentimientos no se explican por la actual situación vital de una persona, sino que se remontan a determinados sucesos en su familia de origen.

Antes de describir más detalladamente este abordaje, quisiera explicar algunas características fundamentales de su visión sistémica:

La red familiar - una familia en el más amplio sentido 

Cuando Hellinger habla de "familia", se refiere a más que aquello que nosotros solemos definir como tal. Para subrayar este concepto más extenso, Hellinger utiliza la expresión de "red familiar". Una red familiar es más que la familia; a ella pertenecen: los hijos y sus hermanos, los padres y sus hermanos, los abuelos de ambas partes, a veces, alguno de los bisabuelos, y todos aquéllos que hicieron sitio para otros en el sistema, por ejemplo, un primer marido o una primera mujer (también relaciones comparables a un matrimonio, incluso si los compañeros posteriormente se separaron), o cuando alguien tiene un hijo con otro miembro de la red familiar. Todo miembro de esta red familiar tiene el mismo derecho de formar parte, y nadie puede negarle su lugar. 

Ahora bien, cuando a una de estas personas se le niega la pertenencia (por ejemplo, no aceptando a un hijo ilegítimo o difamando a un tío que no correspondía a las normas de la familia) y, en consecuencia, otro miembro de la familia ocupa su lugar, este hecho hiere el orden y provoca un trastorno en el sistema. Frecuentemente, las consecuencias no se manifiestan hasta mucho más tarde, cuando, en generaciones posteriores, alguien, sin saberlo, imita la suerte de la persona excluida. 

Quien estuvo primero, tiene prioridad 

"El ser se califica por el tiempo." Eso significa que existe un orden jerárquico en la familia que se define por el tiempo: primero van los padres, después, la fila de los hijos; el primogénito ocupa un lugar anterior a los demás hermanos, y un segundogénito siempre será un segundogénito, aunque su hermano mayor haya muerto. 

En relación al dar y al tomar entre padres e hijos, esto significa: los padres les dan la vida a los hijos. Son ellos los que les dan a los hijos. Por otra parte, significa que los hijos no pueden darles nada equivalente a los padres. A veces, un hijo intenta darle a uno de los padres algo que éste no recibe de su pareja. No obstante, no le corresponde al hijo ocupar ese lugar, por lo que en algún momento reaccionará sintiéndose desbordado o cayendo enfermo. Así, un hijo no puede sustituir al padre cuando la madre vive y lo educa sola, de la misma manera que un hermano mayor no puede sustituir a los padres para un hermano menor. Cuando los padres se dirigen a sus hijos con exigencias o expectativas que no corresponden a la relación, este hecho equivale a una inversión de la situación con consecuencias negativas para el sistema entero. 

El reconocimiento de los padres 

En todo caso, es importante que los hijos reconozcan a sus padres. "Honrando a los padres, algo se arregla en las profundidades del alma", dice Hellinger y describe que no les corresponde a los hijos juzgar a sus padres, ya que el hecho de convertirse en padre o madre no depende de cualidades morales, sino de un acto determinado, establecido de antemano e independiente de características morales. "Los padres merecen el reconocimiento como padres por la consumación de un acto, y sólo por esta consumación." Aquí, por tanto, no hay lugar para juicios morales; desde este punto de vista, no hay padres buenos o malos. Los padres les dan a los hijos la vida, el bien supremo, y es esto lo que los hijos deben agradecer. 

El respeto ante los padres como fundamento de la propia identidad 

Este enfoque naturalmente es provocativo. ¿Cómo podrá un hijo respetar a sus padres cuando éstos abusaron de él, lo maltrataron o lo dieron? Aquí, la atención se centrará en no confundir los niveles. Cuando se trata de que una persona, en su desarrollo, llegue a estar "completo", es imprescindible integrar interiormente a ambos padres. Una persona sólo puede encontrar su identidad estando en paz con ambos padres. "Cuando se excluye a uno de los padres, el hijo sólo está a medias, sintiendo el vacío y la falta, lo cual es la base de la depresión. La depresión se sana integrando al padre o a la madre excluidos, dándole su lugar y su dignidad."Muchas veces, las personas sienten el miedo de hacerse como sus padres, pero este rechazo de determinadas características de los padres únicamente los lleva a rechazarse también a ellos mismos. El tomar e integrar al padre y a la madre es un proceso independiente de sus cualidades y de sus actos posteriores, "es un proceso curativo". 

Los órdenes en la adopción

En lo que se refiere a adopciones, Hellinger ha llegado a diversas comprensiones que, a primera vista, pueden parecer osadas, pero finalmente sí resultan claras y hasta beneficiosas. Primeramente dice que los padres carnales siempre son los mejores padres que un niño puede tener. Si los padres no están disponibles para criar y educar a los hijos, por orden jerárquico les toca a los abuelos. Cuando tampoco hay abuelos, ni otros familiares más cercanos, la adopción es justificada. Un padre que repudia o no admite al hijo, ha perdido el derecho al hijo. Aún así, los padres adoptivos nunca deben sentirse como los padres mejores. Si no respetan y valoran a los padres carnales del niño, más tarde, el hijo adoptivo se enfrentará con los padres adoptivos. De esta manera se muestra la profunda fidelidad de los hijos con sus padres, aunque fueran repudiados o no pudieran criarse con ellos. 

Interiormente, cada uno es fiel a sus padres 

La fidelidad es muy fuerte en una familia, especialmente hacia los padres, aunque no la sintamos conscientemente, y puede manifestarse de diferentes maneras. En el caso de un hombre joven, la fidelidad hacia su padre se mostraba en el hecho de que no lograba ningún éxito económico, porque inconscientemente no quería contradecirle a su padre que estaba convencido de que su hijo fracasaría. En la pubertad, muchos hijos no se emancipan de sus padres porque temen que éstos se separen cuando ellos inicien su propia vida. Así, prefieren quedarse, caer enfermos o desarrollar conflictos psíquicos. Muchas chicas se vuelven anoréxicas, así pueden seguir siendo niñas.La fidelidad también se hace palpable en la manera en que los miembros de una familia defienden a la familia en caso de un ataque exterior. En el trabajo con descendientes de víctimas y perpetradores del Holocausto, se muestra otra forma de fidelidad: los supervivientes quieren seguirles a los muertos, por lealtad. El hecho de que ellos estén con vida les parece una injusticia que intentan compensar. 

Los órdenes en la relación de pareja 

En el caso de un matrimonio, la jerarquía es la siguiente: la primera mujer, o el primer marido, en la jerarquía tienen prioridad ante un segundo cónyuge. En este caso no tiene ninguna importancia si el matrimonio se contrajo oficialmente o no. Un segundo matrimonio puede lograrse cuando cada uno de los cónyuges respeta al compañero anterior. Donde no se da este respeto, es decir, donde la mujer o el marido anteriores son despreciados o excluidos, las consecuencias pueden afectar a los hijos del matrimonio posterior. Frecuentemente, un hijo se identifica con una pareja menospreciada, mostrando síntomas de rechazo hacia la madre o el padre.Pero también puede ocurrir como en el cuento de "La Bella Durmiente": la treceava hada, la mala, que no fue invitada, es la primera mujer del rey. Ella no fue reconocida como tal, por lo que tiene que vengarse mediante un hechizo sobre la niña. Hellinger señala que en muchas familias con una problemática de este tipo, el hijo desarrolla una neurodermitis. Una solución sería que tanto el marido como la segunda mujer reconocieran a la primera esposa y le pidieran su bendición para su hijo. 

¿Cuál es el orden en el segundo matrimonio? 

Una cuestión fundamental es cuál es el orden cuando ambos cónyuges ya tuvieron una relación anterior de la que nacieron hijos. En este caso, el amor al propio hijo de la relación anterior tiene prioridad sobre el amor a la pareja. Hellinger dice que esto no puede entenderse como un dogma, pero que muchos trastornos en relaciones radican en los celos de uno de los compañeros hacia los hijos. Cuando se reconoce el orden, la relación puede lograrse. 

Las relaciones pueden disolverse; el vínculo, no

En este contexto surge la pregunta de si una relación puede ser disuelta, y de qué manera se realiza este paso. Hellinger afirma que bien es posible terminar una relación, pero no el vínculo que esta relación conlleva. En el caso de un matrimonio con hijos, esto significa que los padres siempre seguirán unidos como tales. Pero también las relaciones sin hijos conservan su vínculo.

Los órdenes no son dogmáticos. Según Hellinger, los órdenes siempre están presentes, independientemente del comportamiento de una persona. Son inamovibles, pero es imposible abarcarlos por completo. Es posible observar las leyes, pero el resultado será diferente en cada caso. El secreto de estas leyes se fundamenta en que es posible intuirlas, pero no, determinarlas. Permiten muchos resultados diferentes. La forma en que se plasman estos órdenes, es decir, cuáles son las consecuencias de qué sucesos, puede verse en el trabajo con constelaciones familiares.Las cuatro dinámicas fundamentales.

El proceder de Bert Hellinger no se trata de una técnica, sino de un acercamiento respetuoso del cliente a una profunda comprensión de los órdenes del amor en su familia. A continuación, siguen diversos pasos necesarios para restablecer los órdenes, y finalmente, la configuración de una imagen de solución que el cliente asimila en su interior. En la mayoría de los casos se pregunta por cuatro dinámicas fundamentales:

1. ¿Hubo alguien en la familia que murió pronto?

2. ¿Existen enfermedades en la familia?

3. ¿Se le negó la pertenencia a un miembro de la familia? 

4. ¿Alguien en la familia contrajo una culpa? 

La muerte temprana de uno de los padres constituye una experiencia traumática porque interrumpe el movimiento amoroso del hijo hacia los padres. En consecuencia, es posible que el hijo quiera seguirles a los padres para unirse a ellos en la muerte.En el caso de miembros de la familia enfermos puede tratarse de una identificación por la que un miembro de la familia sano dice: "Mejor que sea yo que tú". Cuando a un miembro de la familia se le negó la pertenencia, por ejemplo, a un hijo ilegítimo o a una pareja anterior, otra persona en la generación siguiente puede reproducir estos sentimientos de rechazo y la reacción correspondiente. En el caso de la culpa que alguien contrajo, es posible que un posterior miembro de la familia pretenda expiar esta culpa. 

El procedimiento

Una persona que quiera configurar una constelación en relación a una cuestión determinada, primeramente refiere su intención. A continuación, de entre los presentes elige a representantes para los miembros de su sistema familiar, incluyendo a alguien para ella misma / él mismo. Una vez haya definido a todas las personas, las posiciona de acuerdo con la imagen interior que tenga en relación a su familia actual o de origen. Este proceso se realiza de una manera centrada y sin comentarios. A continuación, la persona se sienta, y el terapeuta, uno por uno, comienza a preguntar a los representantes por sus sensaciones y sentimientos en sus posiciones concretas. Aquí, tan sólo se trata de la percepción física y psíquica personal. 


A través de varios pasos intermedios, el terapeuta forma una imagen de solución en la que todos reciben un lugar bueno, eliminando todos los "desórdenes" e implicaciones sistémicas. A veces, la persona interesada sólo se queda observando el proceso, a veces se le integra en el proceso de solución, siempre en función de la cuestión concreta. En este último caso, el terapeuta instruye al cliente para que realice directamente determinados gestos o pronuncie determinadas frases.

TERAPIA FAMILIAR POST-DIVORCIO: SANEANDO, CONSTRUYENDO, APRENDIENDO A SER FELICES

Vamos a hablar del divorcio cuando existen hijos en común, dado que es la situación que emocionalmente puede resultar una mayor carga y fuente de disgustos de forma permanente durante años. El rencor, presuponer malicia en las acciones de otra persona, actuar milimetrando cualquier acción para que no suponga un beneficio añadido para el otro y llevar una agenda pormenorizada de supuestos agravios es angustioso, agotador. ¿Quien puede querer eso para su vida? ¿En qué confluye esto con la necesidad de empezar un camino hacia la felicidad?

Un punto básico en la ruptura de pareja con hijos es la diferencia en los puntos de vista sobre su crianza y educación: unos se quejan de permisivos, otros de estrictos, unos de que les dan de comer cosas que les dan la gana, otros que los niños llevan un régimen semiprusiano...

En realidad estas parejas no están analizando la realidad en un conjunto: el núcleo familiar. La familia, como unidad entre ellos está disuelta, ciertamente, pero la familia no es simplemente el conjunto de personas que habitan bajo un mismo techo. Los niños de padres divorciados se merecen una familia, se merecen un padre y una madre que actúen como adultos ante ellos, que sepan negociar la forma de educar a los niños y sepan ceder en aquellas partes en las que no están plenamente de acuerdo (exactamente sucedería igual si permanecieran casados, habría diferencias en la forma de educarlos pero no sería un drama).

Cuando las posturas de los padres se vuelven tan rígidas que son absolutamente incapaces de dialogar al respecto de los niños, poniéndoles a ellos y sus necesidades por delante, puede ser muy conveniente la realización de una terapia familiar. 

No es exactamente una mediación, no se trata de pactar situaciones como si fuera una negociación para poner fin a las hostilidades, se trata de ir en primer lugar analizando la personalidad, necesidades emocionales, sociales, familiares del niño y a partir de ahí ir buscando el punto de felicidad máxima para él. 

En casos en los que los niños ya pueden expresar sus preferencias (y no nos referimos al terrible tópico de con quien quieres estar), es importante hacerle partícipe de algunas sesiones, donde pueda expresar libremente (junto sus padres o simplemente con el terapeuta) aquellos puntos que le están haciendo más difícil la nueva organización familiar. 

Mediante esta terapia familiar, basada en el diálogo y el intento de comprensión, se busca crear un nuevo sistema familiar con roles diferentes, en los que, aunque ya no exista la vinculación como pareja, se refuerza de forma contundente los nuevos roles de los padres, e incluso se trabaja con nuevas organizaciones familiares derivadas de la existencia de nuevas parejas. 

Este sistema en España está muy poco desarrollado, ya que aún estamos en la fase de considerar la custodia compartida algo complicado para muchas parejas, y ya no digamos de aquellas custodias que se conceden al padre, en cuyo caso existe una estigmatización hacia la madre de tipo cultural. 

La sociedad debe cambiar hacia la reconstitución familiar sin dramas, basada siempre en que el nacimiento de un hijo es una responsabilidad que se aleja de cualquier situación que le suponga una dramatización de su vida por "no tener una familia normal": familias normales pueden ser todas aquellas que sepan poner serenidad, amor y tranquilidad en la vida de un hijo.

TERAPIA FAMILIAR PARA MEJORAR LA RELACIÓN CON ADOLESCENTES

La relación con los hijos adolescentes puede crear una situación de conflicto familiar que va más allá de las dificultades de relación con el hijo.

En ocasiones los progenitores toman posiciones diferentes respecto a la forma de gestionar las situaciones complicadas que se generan con los chicos, y comienzan las dificultades de parejas con alianzas extrañas, en las que uno de los progenitores puede llegar a sentirse desplazado por no ser tenido en cuenta en las decisiones o directamente, porque se le oculten datos respecto a problemas con el hijo.

Este tipo de situaciones puede manejarse desde la terapia familiar, en la que se buscan puntos de comunicación, formas de toma de decisiones y una cohesión familiar que no se vea debilitada por las complicadas relaciones que ya de por si pueden producirse durante la adolescencia. 

El trabajo consiste en sesiones familiares y luego individuales para conocer la problemática exacta que refiere cada uno de sus miembros, ver los roles establecidos, dificultades de comunicación y de relación, para posteriormente trabajar nuevamente en el conjunto familiar dotándoles de herramientas y formas de relación que puedan mejorar la convivencia entre todos los miembros. 

Algo muy a tener en cuenta es que el tipo de alianzas "tóxicas" que se establecen durante la adolescencia pueden marcar la relación con los padres de por vida, sintiéndose cada vez más alejado de uno de ellos, por no haber sabido buscar los cauces de comunicación en el momento adecuado.